Zitácuaro, Michoacán, es una reserva natural de mariposas monarca. A diferencia de santuarios como El Rosario o Chincua, los de Zitácuaro no son tan conocidos. Sin embargo, las experiencias que se pueden vivir al visitar la región oriente de Michoacán son invaluables, ya que permiten convivir con las tradiciones y costumbres de los pueblos de origen otomí y mazahua.
Teresa Cerapia, oriunda del lugar y licenciada en Desarrollo Comunitario y en Turismo Sustentable, lleva casi dos décadas cumpliendo su sueño de proyectar la belleza de las comunidades de Zitácuaro. Dedica la mayor parte de su energía a la conservación de la mariposa monarca y su hábitat, trabajando en proyectos comunitarios. Su labor destaca porque promueve la visibilidad de localidades cuya riqueza natural y cultural se puede apreciar gracias a la cercanía que establece con las personas del lugar, lo que le permite conocer las áreas que necesitan ser protegidas y cuidadas.
“Mi trabajo ha estado orientado hacia la conservación del área, desarrollando diversos proyectos comunitarios. Cuando comencé con la mariposa, te hablo de hace 20 años, no había turismo como tal; dentro de la reserva solo venía turismo científico, el que viene a investigar. Entonces, fui desarrollando ciertos proyectos en las comunidades hasta que pensé: ‘bueno, ahora ya existen estos proyectos, pero, ¿cómo puedo hacer que la gente venga a visitarlos y los conozca?’, comentó.
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