Tras siete meses en arraigo domiciliario, el exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, regresó al penal del Altiplano, en el Estado de México, luego de que un juez ordenara nuevamente la prisión preventiva como medida cautelar ante el riesgo de fuga.
El traslado se llevó a cabo bajo un fuerte operativo de seguridad para que Marín continúe su proceso por el delito de tortura contra la periodista Lydia Cacho. La decisión se tomó después de que la comunicadora presentara un recurso contra el beneficio del arraigo domiciliario, argumentando que existía peligro de evasión por parte del exmandatario.
En agosto del año pasado, el priista obtuvo el arraigo domiciliario gracias a un fallo de la jueza Carmen Ortuño Suárez. Como parte de la medida, debía portar un brazalete electrónico monitoreado por la Unidad de Supervisión de Medidas Cautelares para garantizar que no abandonara su residencia en Xilotzingo, Puebla. Además, se le retiraron el pasaporte y la visa para evitar su salida del país.
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