En una medida que intensifica la guerra comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos, Beijing anunció la prohibición de exportar galio, germanio, antimonio y otros materiales estratégicos utilizados en semiconductores, aplicaciones militares y tecnologías avanzadas.
La decisión, revelada por el Ministerio de Comercio chino, surge como represalia a las restricciones impuestas por Washington sobre empresas chinas relacionadas con la producción de chips avanzados, software y equipos de alta tecnología.
Antecedentes de la tensión
La administración estadounidense, bajo el presidente Joe Biden, amplió recientemente su “lista de entidades” con 140 empresas, en su mayoría chinas, sujetas a estrictos controles de exportación. Entre estas compañías se incluyen subsidiarias en Japón, Corea del Sur y Singapur. Washington argumenta que estas restricciones son necesarias para garantizar la seguridad nacional.
Por su parte, Beijing calificó las medidas como una violación de las leyes de mercado y advirtió sobre el impacto negativo en las cadenas de suministro globales y en los costos para la industria tecnológica estadounidense.
Impacto de los metales prohibidos
China es el principal productor mundial de galio y germanio, esenciales para la fabricación de chips, paneles solares y dispositivos electrónicos avanzados. Además, el país controla una parte significativa de la producción de grafito, antimonio y materiales superduros, utilizados en aplicaciones industriales y militares.
En 2022, China exportó 23 toneladas métricas de galio y produce aproximadamente 600 toneladas métricas de germanio al año. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, cerca del 50 % de estos materiales importados por EE.UU. provienen de China.
Respuesta internacional y desafíos futuros
Las asociaciones industriales chinas han condenado las restricciones estadounidenses, acusando a Washington de socavar la estabilidad de las cadenas de suministro globales y perjudicar los intereses de las industrias de ambos países.
Mientras tanto, la prohibición de exportación anunciada por Beijing podría agravar la competencia en el sector de los semiconductores y acelerar la búsqueda de alternativas por parte de Estados Unidos y otras naciones.
Ambas potencias continúan defendiendo sus medidas como necesarias para la seguridad nacional, dejando un panorama incierto para el futuro del comercio global de alta tecnología.